miércoles, 12 de enero de 2011

sueños extravagantes






Bitácora del tiempo muerto.

Ayer en la noche mientras dormía, no pude evitar comenzar a soñar como cuando tengo mucho stress o de plano estoy agotado, las dos circunstancias se conjuntaron anoche en un por demás sueño extraño, donde para comenzar me encontraba con capacidades mas allá del humano normal, y digo, no es que volara, pero saltar del piso a un balcón en el segundo piso, ( ya que no recuerdo haberme puesto a trepar para llegar allí) y tocar a una ventana parecía cosa de niños y regresar al piso para que no pensaran que estaba intentando meterme a robar.

Después una extraña reunión en donde las personas que se encontraban a la mitad no las he visto nunca y la otra mitad provenientes de momentos inconexos de mi vida, o etapas anteriores.

Algunos de estos personajes los conocí apenas hace algunos días, a otros los conozco desde hace muchos años, pero ahora recordando el sueño, solo dos personajes llamaron mi atención, la chica que apareció despampanante y salera bailando con todo mundo en un traje de noche ( aunque nadie estaba vestido como tal) y su novio de pantalones raídos de mezclilla un cigarro en la boca y la cabeza despeinada.

El otro personaje mi amigo Jonathan, viejo lobo de mar ahora habitante de las gélidas tierras canadienses.

Entre fiesta baile y relajo se nos fue la noche, total que como me imagine dentro del sueño, salimos mi amigo y yo caminando por lo que parecía una larga y desierta avenida, con un camellon en medio de pasto mal cuidado, de esos que son tan comunes en todas las ciudades de este país, lo que hizo del sitio algo imposible de localizar en la existencia real.

Cuando caminaba tranquilamente platicando cosas de mujeres y de fiestas por lo que infiero que teníamos mucho tiempo sin vernos, en una esquina de esta avenida, aparecieron individuos en motocicletas y camionetas, eran casi unos niños, pero nos cercaron en un instante y nos invitaron a beber consumir cocaína y unirnos al cartel del golfo, a lo que supongo respondimos alguna evasiva sin decir una franca huida ya que temíamos que su animo y fiesta y jorongo se convirtiera en furia y nos mataran allí mismo.

En una distracción que tuvieron estos individuos (vieron a unas muchachas que pasaban caminando y como fieras se abalanzaron sobre ellas) tratando de desvestirlas y besarlas, las muchachas se resistían hasta que por el numero fue imposible que se defendieran, y fue en ese momento que nosotros nos acercamos a tratar de ayudar diciéndoles a estos tipos la inconveniencia de hacer lo que hacían ya que con el ruido se despertaría toda la avenida y habría muchos policías.

Ellos solo voltearon y nos dijeron que no nos preocupáramos que ellos ya le pagaban desde siempre a la policía, y que no iban a abusar de ellas, que solo querían un poco de carne fresca para comer; en el momento en que reparé en su frase, uno de ellos empezaba a cortarle parte de un seno y una nalga a una de las chicas, la cual previamente se le había roto el cuello.

Corrí como no he corrido ni en la realidad ni en la ficción, no recuerdo si mi amigo me siguió si venia detrás mío o si por el contrario se lo comieron los del Cartel del Golfo, yo solo recuerdo que me seguía una muchachita en motocicleta con una escopeta terciada al hombro y gritándome que tenia mucha hambre, que quería cocinarme a las brasas y comerse mis genitales en escabeche.

Durante esta dantesca huida recuerdo haberle lanzado algo golpearla en la cabeza con este objeto hasta dejarla tendida una calle antes de encontrarme con un populoso mercado

Al perderme entre el mundo de gente que cargaba y descargaba comida y otras cosas me sentí mas seguro y comencé a pensar en la suerte que habría corrido mi amigo, cuando en el recodo de un puesto me lo encuentro cómodamente sentado haciéndose pasar por un viejo con un periódico en las manos, mi felicidad no tuvo limites al verlo sano y salvo y preguntarle como se había escapado, a lo cual me contó que para disimular había pedido un pedazo de seno de la segunda muchacha y que mientras lo cortaban, dijo que iba a traer mas de beber ya que a todos les daría sed, desconfiaron de el, pues yo ya me había escapado, y lo enviaron con una rubia de una motocicleta, la cual portaba en sus manos un enorme cuchillo cebollero, amenazándolo con desollarlo si intentaba huir, el mas listo que yo al parecer, s las ingenió para perderse en a tienda y de allí pasar al mercado sin ser visto, iba a contarme algunos otros detalles cuando de pronto desperté, vi que era de mañana y el reloj seguía su curso inexorable a pesar de mi cansancio mental y físico.

Cuando subí al autobús ( y esto ya no es ficción de los sueños si no realidad y nada mas) había un voceador gritando las noticias del periódico que vendía , en donde aparecían tres cabezas tiradas en una de las calles del centro de este Puerto de Veracruz. Mordisqueadas por los perros… supongo yo.