sábado, 3 de diciembre de 2011

De historias y sueños macabros.


Ultimamente me había alejado de la escritura, debido en gran manera a una especie de depresión menor que me pegó en estos meses; tambien debido a que incluso con esta "depre" había estado durmiendo mejor y por mas tiempo, creo que dormir calientito y sabiendo que tienes a alguien a tu lado ayuda.

El caso y para no alargar mas mi estado mental ayer precisamente por la noche tuvo otro de esos sueños macabros que acostumbro, puede deberse en parte a la serie sobre asesinos seriales que he estado viendo ultimamente "Criminal Minds" , no me preocupa en realidad esta situación ya en ocasiones me veo influenciado por lo que leo veo y escucho durante el dia en mis sueños, sin embargo en esta ocasión fue diferente, paso a narrarles el sueño:


Era de noche y recuerdo haber sido nombrado jefe de bibliotecas en una Universidad sin nombre que estaba a las afueras de la ciudad, la junta para el nombramiento fue demasiado larga, estaba cansado y solo quería observar un poco mas mi nuevo territorio.

recuerdo la construcción, de techos altisimos con muebles de color madera obscura, probablemente nogal u otra madera olorosa, la biblioteca estaba dividida en dos pisos, la parte de abajo con salas y mesas de lectura y la parte de arriba con sillas y montones de cajas vacias apiladas, seña de que había aumentado considerablemente el acervo de ese lugar.
La directora acababa de dejarme solo en este lugar y de entregarme las llaves, de las cuales yo me haría cargo de allí en adelante; era un lugar solitario que sin embargo me daba muy buena espina y me sentia muy feliz de encontrarme alli.

Despues de pasar casi una hora recorriendo los espacios y viendo algunos libros de lo mas antiguos, decidí ubicar mi oficina en un espacio de la segunda planta, dejando algunos pos its para indicar unicamente los espacios a la remodelación de la segunda planta.


Salí a eso de media noche despidiendome del vigilante, un amable señor de edad avanzada el cual me indico que cuando subiera a mi auto tuviera cuidado ya que era un lugar solitario y con muchas leyendas, recuerdo haberle dicho que no creía en las leyendas ni en los fantasmas.
cuando subí a mi auto y lo encendí se coló por la ventanilla un vientecito con olor a panes y chocolate; estaban cocinando en algún lugar cercano... entonces comencé a conducir por la obscurisima carretera que lindaba con una via de ferrocarril la cual entrecruzaba cada trecho la carretera, esta via según la directora, había sido utilizado en tiempo del General Díaz para el trasporte de mercancías, actualmente estaba en deshuso sin embargo conservaba su aire de otra época.

despues de unos 15 minutos manejando por esta carretera, el coche comenzó a fallar y de pronto sin mas razón se quedó apagado a la orilla del camino, al bajarme a revisar el motor, volví a sentir el olor de los panes y chocolates, no le di importancia y abrí el cofre, viendo que los cables del ventilador estaban cortados y quemados. sin darle demasiada importancia al hecho me decidí a esperar que el carro se enfriara y continuar a trechos hasta encontrar algun lugar donde reparlarlo o donde conseguir una grua.

Así avance por espacio de 20 minutos sobre la carretera tratando en la medida de lo posible de cuidar el motor hasta que por fín encontre una gran construcción iluminada y con caseta de seguridad encendida y vigilancia presente, me aproxime poco a poco llamando a alguien para que se asomasen, cuando una sonriente oficial de policía me saludó por la espalda haciendome pegar un brinco del susto; se disculpo apenada y me preguntó que me llevaba a esos lugares a esa hora, le conté de mi problema con el coche y me comento que ella podía hablar por su radio a su destacamento para que enviaran una grua pero que tardarian dado la hora y la distancia. le dije que si podía pasar al edificio y me contestó que ellos tenían prohibido hacerlo ya que se trataba de un edificio federal, pero que sin embargo podían pasar al lobby en donde podría esperar a la grua y tomar un café de la maquina que estaba a la entrada, me dijo tambien que me quedara tranquilo que ella avisaría a sus compañeros y que en cuanto llegaran me hablaría para arreglar todo. le di las gracias y me baje un libro del coche logrando aun hacerlo caminar hasta muy cerca de la entrada.


no se cuanto tiempo pasé entre leyendo y dormitando, solo recuerdo que cuando me desperté, había dos personas mas en la sala de espera, un señor calvo de chamarra y con su gafete de la universidad para la que ahora yo trabajaba, y una hermosa mujer de pelo negro y sweter morado que tambien esperaba nerviosa y cansada; les pregunté que como habían llegado allí... misma historia, coche sobre calentado y cables trozados del ventilador, un pequeño escalofrio recorrió mi espalda, no era normal el mismo accidente en el mismo lugar 3 personas en la noche. me levanté de la silla para ir a buscar a la sonriente oficial de guardia, cuando llegué a la caseta, la encontré abierta sin rastros de que hubiera nadie alli y un arma de cargo sobre la solitaria mesa.

regresé con los demás a preguntarles que quien les había abierto...mismo cuento una oficial sonriente que les ofrecio ir al lobby me vieron durmiendo y la oficial decidió no despertarme ya bque no había podido comunicarse aún con la grúa.

Comenzamos a preocuparnos ya que no era logico que la oficial se hubiese ido dejando su arma, o que en su defecto hubiese entrado en el edificio sin avisar ya que continuaba cerrado. decidimos esperar un poco mas mientras charlabamos y nos presentabamos, Martín, el hombre calvo, era profesor de fotografía en la Universidad, me contó que había estado en la junta con la directora pero que yo no había reparado en el, y Rocío la mujer del sweter morado, me dijo que venía de la ciudad de Toluca a ver a unos familiares cuando por un atasco vial decidió tomar por esa carretera.

seguimos dandonos referencias y animos esperando que apareciera la oficial de la cual ni rastro, no se veía telefonos ni modo de comunicarnos a algún lado, así que decidimos revisar los tres autos y ver si era posible reparar alguno para poder entre los tres llegar a algún lugar con movimiento de personas y dejarle un mensaje a la oficial. entre Martín y yo, logreamos sacar parte de los cables de su auto y empatarlos con el del mio y logramos hacer que el ventilador funcionara. decidimos entonces que era momento de irnos, Rocío fué un momento a la caseta de vigilancia a dejar el mensaje y volvió para irnos de alli.

Mientras conduciamos hablamos poco, creo que ninguno de los tres teníamos mucho que decir, estabamos asustados y cuando por fin nos animamos a decir algo, los tres pensamos lo mismo, el velador de la universidad hablaba de leyendas, tal vez quiso hacernos una especie de broma o alguna cosa parecida.. despues de sacar conclusiones y ver que el carro funcionaba bien, todos decidimos dejarlo para otro día y seguir conduciendo hacia la ciudad. cual no sería nuestra sorpresa cuando de entre las sombras de la noche vimos surgir las altas torres de la universidad, el me aseguró que había manejado cientos de veces por ese camino y que estaba seguro de no haberse equivocado, ( que esa era la razón por la que le habíamos cedido de común acuerdo el volante, ya que ni Rocio ni yo conociamos bien la zona) no le dimos demasiada importancia ya que al final en la universidad había telefono y podríamos dado el caso pasar sin mayores problemas a la biblioteca donde había sillas mesas y sillones o a la oficina de Martín en donde el tenía telefono internet y todo lo necesario para comunicarnos.


Al llegar a la Universidad tocamos el timbre y nos abrió la esposa del velador que tambien pernoctaba allí algunos dias a la semana, nos informó que su esposo había salido y que no regresaría hasta pasadas las dos de la mañana, que había salido por un "peguesito" le preguntamos si sabía si alguien había andado por los autos durante la tarde y nos dijo que ella llegaba pasadas las 9 de la noche por lo que no había visto nada ...

CONTINUARÁ....