miércoles, 24 de marzo de 2010

El Ente Dilucidado, ¿uno de los primeros libros de Aeronáutica?




Se que se pueden quemar libros, arrasar bibliotecas, prohibir lenguas, desterrar creencias, borrar pasados, dibujar presentes, ordenar futuros, torturar y asesinar gente; pero también se que aun no han averiguado como matar el cuerpo intangible y luminoso de las ideas, de los sueños y de las esperanzas”



Precisamente en esta ocasión nos remitiremos a un libro que trata sobre los seres intangibles, los mitos y las ideas del imaginario popular español del siglo XVII, ya el afamado Juan Valera había hablado mucho de el y de una de sus obras titulada: “Si el hombre puede artificiosamente volar”. Que es en realidad uno de los capítulos por llamarles de algún modo, ya que las llamó en realidad “dudas”.
El mismo Alfonso Reyes, en sus obras completas[i], menciona el siguiente discurso sobre el Ente Dilucidado:

“Antonio Fuente la Peña, era un capuchino nacido en la villa de Fuente la Peña, provincia de Zamora y profesor en Valladolid, de cuyo convento fue provincial durante 3 años. Además del Ente dilucidado escribió otras tres obras: “Exempla Divinum.” 1685; “Teología mística”, 1688; y “ Lux Veritatis” 1689. La autoridad eclesiástica concedió a estas obras la licencia y aprobación indispensables. Salvá en su catálogo con criterio mas estrecho en un laico del siglo XIX que el de la iglesia española en el siglo XVII escribe:
“ parece mentira que un padre capuchino sea el autor de esta obra, llena de los absurdos mas monstruosos, de las vulgaridades más necias y hasta de las indecencias mas soeces; lo que causa mayor sorpresa es que el volumen vaya encabezado con las aprobaciones de dos o tres reverendísimos y con la licencia de ordinario, el cual no encontró en el libro tuviera alguna cosa contra nuestra fe católica y buenas costumbres.”

Por el mismo estilo van las críticas del famoso Méndez Pelayo dentro de su Ciencia Española:

“Como indicios claros de la situación lamentable que llegaron entre nosotros las ciencias naturales suelen citarse esos libros llenos de patrañas y aberraciones que a fines del siglo XVII aparecieron con os títulos de: “Magia Natural; “Oculta Filosofía”; “El Ente Dilucidado, entre otros. Pero fuera de que en la misma época se escribieron otros tratados con sano juicio y buen seso, y dejando aparte también el hecho de que dichas obras fueran vertidas en idiomas extranjeros y acogidas con general aplauso, lo cual demuestra que en todas partes cuecen habas, es lo cierto que en ningún siglo han faltado autores y obras extravagantes, y aun en este ilustradísimo que nos tocó nacer abundan doctrinales de espiritismo y otras ciencias de la misma laya, mas estúpidos y menos divertidos que el mismísimo Ente Dilucidado, que al cabo todos los curiosos leen con placer y ponen sobre las niñas de sus ojos como tesoro de recreación y mina de pasatiempos. “


Verdad es que fuente la peña habla de animales invisibles, mas no con animo supersticioso; sino para considerar la posibilidad científica de que existan. Cualquier sacerdote de nuestros días pudiera estudiar igualmente sin faltar al dogma de fe, la posibilidad de que existan otros organismos que todavía escapan a la actual ciencia, o podría investigar sobre las sub partículas del átomo que nadie vio nunca con los potentes microscopios modernos, o las influencias de los rayos cósmicos, o las leyes perfectamente contradictorias del sentido común sobre la curvatura del universo.
Fuente la peña representa uno de esos casos tardíos, no raros en la humanidad de compromiso con el descubrimiento científico y con el humanismo en si; tomó de la escolástica el arte del razonamiento, como menciona el mismo Alfonso Reyes, la causística y la fe en el órgano Aristotélico. De la ciencia, toma la capacidad de búsqueda de respuestas plausibles y de pruebas palpables, así como una importante intención de revalorar la interpretación de lo que consideramos como una realidad, al menos hasta donde su posición de hombre de fe le permitió, aunque también debemos tener presente que una de las vías para los hombres de ciencia en ciernes que por razones de economía, preparación o el mismo sentido de sus investigaciones, la iglesia al ser depositaria casi casi exclusiva de la ciencia de escrita; presentaba un acceso el convertirse aunque fuera en fachada en hombres de culto.

Efectivamente Fuente la peña no es un hombre de ciencia, no al menos como lo concebimos actualmente, ya que se nutre del imaginario popular para poder dar un cimiento como pruebas reales de la existencia de los Duendes Fantasmas y otros seres mitológicos. A el, se le puede considerar como un transgresor de la ciencia y del dogma de su tiempo, (aunque a ciencia cierta nunca lo rompió ya que si no fue por su fuerte pertenencia a la Escolástica fue por haber logrado confundir a sus “auditores”) como lo llegó a ser en su momento Kepler, Colón o Empédocles con su conteo sobre el tiempo que tarda en llegar la luz de un lugar a otro; todos en algún momento llegaron a teorías que por lo menos en ese instante eran materialmente ilógicas, probándose posteriormente la certeza de sus observaciones.
Fuente la peña llega a sus conclusiones a partir del razonamiento estricto y absoluto de su formación filosófica, ni mas ni menos el mismo se encuentra en varios de sus dudas en callejones sin salida o como diríamos actualmente enredado en su propia madeja de conclusiones sin conclusión.

Uno de los capítulos mas interesantes d este libro como ya lo mencione al inicio es su tesis sobre si “el hombre puede artificiosamente volar”, es en palabras de Reyes, “un verdadero placer de lectura” ya que aun sin los fundamentos teóricos abstractos necesarios para la explicación del vuelo de un aparato mas pesado que el aire, es con ejemplos legendarios, creencias populares y comparativas mas o menos científicas de lo que en realidad se necesitaría para un vuelo real.
La última duda de este libro es en si la dedicada a esta pregunta, si el hombre puede artificiosamente volar, para lo cual cito textualmente sus deducciones mas profundas y sus comparativas mas importantes:

Hace una comparativa entre por que un sólido que en esencia es mas pesado que un liquido, puede de todas formas flotar, y hace al mismo tiempo una explicación sobre la separación de pesos y sobretodo una avanzada propuesta para su tiempo sobre la dispersión de la misma cantidad de líquidos que su peso especifico.

La segunda propuesta, es que cuando el sólido supera por poco en peso al liquido, solo se sustenta de una manera parcial y menor que cuando los pesos son al revés.

La tercera propuesta, cuando el impulso mayor vence al menor, como en el caso de la escopeta para lo cual se remite a una sección anterior del libro, el impulso vence a la fuerza de gravedad hasta perder su fuerza y comenzar a aumentar la de gravedad.

Una de las premisas mas interesantes y claras de esta sección del libro habla sobre las tres necesidades principales por las que un hombre no puede volar o en dado caso pudiese volar, tales como, si tiene alas, si le repugna la idea de separarse del piso, si podría al ser mas pesado que el aire elevarse con una propulsión propia o si no podría hacerlo por no tener alas simplemente. Aunque en origen las premisas parecen ilógicas para un hombre de nuestro tiempo, no lo son para aquel que apenas y únicamente por medio de la observación estaba sacando conclusiones de algo tan fuera de su tiempo como el vuelo de un objeto mas pesado que el aire.

Después de este pequeño salto al libro de fuente la peña me atrevo a conferirle al Ente dilucidado y en especial a su ultima “duda” el lugar que después de tantos sabios y eruditos le escamotaron con la amarga crítica calificando de patrañas lo que con los siglos, si no con la precisión absoluta de un ingeniero aeronáutico por lo menos si con la misma curiosidad que impelió a Cristóbal Colón a cruzar el Atlántico o con el mismo entusiasmo que Galileo miró por vez primera las manchas del sol, como uno de los primeros tratados de aviación que se escribieron en la humanidad, amen de sus investigaciones de fantasmas y duendes las cuales abordaremos en otra ocasión.





Datos prácticos del Ente Dilucidado.

Antonio de Fuente la Peña.
El Ente Dilucidado, Discurso único novísimo que muestra que hay en la naturaleza animales irracionales invisibles, y cuales sean.
Madrid: Imprenta Real, 1677.
4° marquilla, 486 p. + 8 p. preliminares y licencias. 10 p. índices.
Portada grabada a página completa.
Encuadernado en pasta dura, lomo en piel.
División capitular e índice de materias:


Índice de las cosas notables.

Hablar, materialmente se puede sin entendimiento?
Hablar se puede dentro del vientre materno?
Accidente no puede producir sustancia?
Si las aguas tienen sentido alguno?
Si el agua engendra al hombre.
Si el agua es como se conoce que pesa menos?
Por que salen los ahogados al tercer día?
Animales que se producen de la corrupción?
Animales perfectos como es su generación.
Animales convertidos en piedra.
Animales invisibles.
Animales sin cabeza y por que.
Animales con cuantos sentidos requieren.
Animales medios entre dos especies.
Animales si pueden morir sin enfermedad alguna.
Animales terrestres, por que respiran aire y no agua.
Animales que nacen de las plantas.
Animales engendrados por el hombre.
Aristocracia en los brutos.
Artes mecánicas en los brutos.
Arte de pescar en los brutos.
Árbol serpentino, por que produce serpes.
Árboles de escocia que producen aves.
Astros son causa de monstruosidades.
Astrología y sus orígenes.
Aves que hablan.
Causas de los monstruos.
Causa de los partos monstruosos.
Causas de los hermafroditas.
Causa de atracción de los pechos.
Castor su raro instinto.
Si el hombre puede artificiosamente volar.




Obras Completas de Alfonso Reyes, Tomo VI, pag. 287 – 289. Sobre Antonio Fuentelapeña y el Ente Dilucidado, Duda: si el hombre puede artificiosamente Volar.


Articulo en preparación para la revista Buxi, de bibliofilia.